Esterilizar mascotas, todo lo que debes saber

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No cabe duda de que tener mascotas es conocer una nueva forma de cariño y amor incondicional. Ya sea un perro, un gato, o cualquier otro tipo de animal, las mascotas nos ayudan a combatir la soledad, nos dan momentos de alegría inmensa y un cariño como nunca antes habíamos conocido. Son parte de la familia, sin lugar a dudas, porque comparten con nosotros un montón de momentos especiales, y en muchos casos, incluso están en nuestros primeros recuerdos. Querer a un animal no es ninguna locura, ni es una exageración. El que ha tenido mascotas sabe perfectamente el cariño que se les coge a estos animales, porque son puro amor. Incluso los gatos, que tienen fama de huraños, también nos ayudan a su manera. De hecho, hay estudios que confirman que las mascotas son capaces de cambiar nuestro estado de ánimo y ponernos, literalmente, más felices.

Pero son también una responsabilidad enorme que nos echamos a la espalda, porque cuando tenemos un perro o un gato hay una vida que depende de nosotros. Tal vez no sea comparable en importancia a tener un bebé, pero este tipo de animales, sobre todo si son pequeños, sí que necesitan cuidados continuos, sacarles a pasear, asearles, darles de comer… y también operarles. Las operaciones en este tipo de mascotas pueden ser muy delicadas, pero hay algunas que son prácticamente imprescindibles si queremos que la vida de nuestro perro o nuestro gato sea mujer. La esterilización, por ejemplo, es un método muy popular sobre todo para proteger la salud de las mascotas y evitar así mismo que una gata nos entregue una sorpresa en forma de camada de gatitos con los que no podemos quedarnos. Aquí te vamos a explicar más a fondo qué es esto de la esterilización y por qué es positivo.

En qué consiste la esterilización de mascotas

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La esterilización es una intervención quirúrgica que se realiza en las clínicas veteranías con la intención de extirpar los órganos sexuales a nuestras mascotas. Pueden ser intervenidos tanto machos como hembras, aunque la intervención será algo diferente. Se llevará a cabo en una clínica veterinaria y conllevará una hospitalización mínimo, para mantener al animal en observación durante unas horas después de la cirugía. A través de esa intervención, nos aseguramos no solo de que nuestros animales no puedan  procrear, sino también de mejorar su calidad de vida, ya que en muchos casos las peores infecciones que pueden sufrir vienen ligadas precisamente a los órganos sexuales. Como vamos a ver a continuación, es una intervención sencilla de realizar, con un riesgo prácticamente nulo, y con muchas ventajas.

Así es la intervención

Aunque la esterilización se puede llevar a cabo prácticamente con cualquier animal que tengamos como mascota, lo habitual es hacerlo con los perros y gatos, los compañeros más populares en las casas de las familias. En general, la intervención es la misma en ambas especies, e incluso en ambos sexos, ya que se busca extirpar los órganos sexuales del animal. En el caso de las hembras, hablamos del útero y los ovarios. En el de los machos, estaríamos hablando de la castración de sus testículos. El proceso no requiere demasiada preparación, aunque es conveniente llevar al animal en ayunas a la intervención, lo que evita el reisgo de vómitos.

Una vez en la clínica, se le seda con una anestesia especial, que dependerá del tipo de animal, su edad, su sexo y su peso. Todo ello debe estar en un historial clínico que previamente ya habremos preparado, o que la propia clínica se habrá encargado de realizar. Una vez sedado el animal se llevará a cabo la intervención, afeitando, si es necesario, la parte por donde se extirpará o se castrará, y utilizando desinfectante en la zona para evitar las posibles infecciones. El corte se lleva a cabo de forma limpia, y tras la extracción, se vuelve a cerrar al animal con unos cuantos puntos, después de asegurarse de que no hay ningún problema, ni sangrado excesivo ni nada que pueda complicar la salud del animal.

Proceso de recuperación

Si bien la intervención es sencilla y se realiza de una manera relativamente rápida, el postoperatorio sí que puede ser un poco más complejo, dependiendo también del animal y de su estado. La mascota debe permanecer en el centro veterinario hasta que despierte de la anestesia, y será un profesional el que lo cuide en esos primeros momentos, comprobando que su estado sea estable. Por supuesto, el animal sentirá dolor y tendrá molestias, pero eso es algo habitual en este tipo de intervenciones. Lo que hay que mirar es que no pasen de eso, de unas pequeñas molestias, y el animal puede recuperarse rápidamente, ya en casa, donde la función de cuidarle recaerá de nuevo en nosotros.

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Hay que estar especialmente atentos a nuestra mascota en esos días posteriores a la cirugía, ya que presentará molestias y un comportamiento algo extraño. Debemos darle raciones reducidas de comida, para evitar que la vomite, y estar pendientes de la zona donde se le ha practicado la incisión, para tenerla siempre limpia. La actividad del perro o el gato bajará en ese momento, ya que no se sentirá con muchas ganas de salir a correr o jugar tanto como antes. Es algo natural al principio, y no hay que preocuparse. De hecho, es mejor que pase esos primeros días tranquilo. Poco a poco irá recuperando su vitalidad, aunque como ya sabrás, este tipo de intervención también tiene consecuencias en el carácter del animal.

¿Es beneficioso para las mascotas?

La castración o esterilización supone una cirguía sencilla que trae muchos beneficios a nuestras mascotas. Por ejemplo, si tenemos un animal especialmente hiperactivo, normalmente un macho las hormonas desatadas, esta intervención funcionará de maravilla para relajar su carácter. Así mismo, estaremos alargando la esperanza de vida de los animales, al prevenir posibles infecciones que tengan que ver con sus órganos sexuales, y que son las más peligrosas de todas. Por último, pero no menos importante, este método evitará también que nuestro animal se reproduzca y traiga al mundo un montón de pequeños vástagos de los que seguramente no podremos hacernos cargo. Esto podría llevar a su abandono, lo cual es algo muy cruel. Por eso es mejor prevenir que curar y en estos casos, la castración o la esterilización son casi imprescindibles para evitar cargar con una familia de perros o gatos a los que no podemos mantener.